sábado, 2 de marzo de 2013

El camino de la vida





Salgo a pasear, observo que el camino es largo pero mi objetivo es sencillo. Pues sé lo que quiero. Y paso a paso pisando fuerte llegaré a él. Cada metro que avanzo estoy más cerca de llegar a mi meta. Deseo llegar cuanto antes pero no me obsesiono. Intento conseguir avanzar tramo a tramo, paso a paso, firme y constante, que la suma de todos me hará llegar al final.



Llevo mucho caminado, estoy  agotado, no sé si llegaré. Esto es más duro de lo que me esperaba. No tenía que haber dicho que iba a ser sencillo, las dudas llegan a mi cabeza.



Saco fuerzas de donde no hay, empiezo a conseguir cosas que nunca pensé que conseguiría. En este camino estoy conociéndome mucho más de lo que yo me conocía. Cosas que antes pasaban desapercibidas ahora les doy gran valor. Me sorprendo de la paciencia que nunca antes empleé.


Hago una mirada hacia atrás, y vuelvo a mirar rápidamente al frente. Llegó a darme pánico quedar atrapado en medio de un recorrido en el que me había esforzado mucho pero que aún no había llegado a mi objetivo. Me queda mucho por delante, pero el trayecto recorrido era mucho mayor.
Eso me hace sacar fuerzas y pensar en mi meta. Ahora sí necesito pensar en ella, me queda lo más difícil... Finalizar.



No puedo más, pero no quiero rendirme. ¿Qué puedo hacer?… ¿Merece la pena tanto sufrimiento?
De repente escucho una voz conocida, no puedo identificarla pero me apoya a seguir, que no decaiga, que falta poco, que lo conseguiré.


Estoy mojado de sudor, me queman los pies, tengo mucha sed pero esas palabras de ánimos me produjo un escalofrío que llegué a sentir frío.

Falta poco, muy poco… estoy a punto de rozar mi destino con los dedos..


Y por fin llegué, ya estoy aquí, lo conseguí, ¡Qué alegría!



Múltiples sensaciones invaden mi cuerpo hasta tal punto que mi alma se separa de mi cuerpo y lo mira frente a frente.
-“¡Lo conseguiste!”

Tras un rato en éxtasis me pregunto… y ¿Ahora qué? Que sensación más extraña… Llegué aquí pensando que mi vida cambiaría totalmente. Lo he conseguido pero, ¿Por qué aún no me siento satisfecho?


Tras un rato asimilando todo, me di cuenta de que la felicidad es momentánea, pero su recuerdo si es eterno y pienso que ha merecido la pena tanto esfuerzo para llegar aquí. 
Lo más importante fue avanzar paso a paso y cada momento de ese trayecto disfrutarlo como si fuese el último. Superar cada obstáculo me hizo madurar, conocerme mejor a mí mismo y valorar muchas cosas.



Ahora tengo otro reto, otro nuevo camino, algo nuevo que me inquieta. Estoy deseando comenzar y que los caminos anteriores me sirvan de experiencias para no errar en los mismos fallos, tener paciencia en otros y saber disfrutar de los pequeños momentos.


Y tú, ¿Has marcado ya tu camino?




M. Alcántara 02/03/2013

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